miércoles, 22 de febrero de 2017

El Atlántico Norte puede enfriarse bruscamente este siglo.


Un nuevo estudio revisa proyecciones climáticas anteriores y eleva el riesgo hasta casi el 50%

El riesgo de un brusco y rápido enfriamiento en el Atlántico Norte a lo largo de este siglo es casi de un 50%, según un nuevo estudio que ha revisado proyecciones climáticas anteriores. Los modelos climáticos estudiados señalan bruscos enfriamientos, de 2 o 3 grados, en menos de diez años, en el Mar de Labrador, provocando poderosos descensos de temperatura en las regiones costeras del Atlántico Norte.

La posibilidad de un cambio importante en el clima del océano atlántico se conoce desde hace tiempo, como simbolizó película “El día de mañana”, de Roland Emmerich, en 2004.

Para evaluar este riesgo, investigadores de las Universidades de Burdeos y de Southampton han desarrollado un nuevo algoritmo que analizó 40 proyecciones climáticas contenidas en el último informe del GIEC, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

Este nuevo estudio dispara la probabilidad de un rápido y brusco enfriamiento del Atlántico Norte a lo largo de este siglo, a casi un 50%. Los resultados de este trabajo se publican en Nature Communications, según informa el CNRS en un comunicado.

Detectada en todas las proyecciones de los actuales modelos climáticos, la ralentización de la circulación termohalina podría acarrear una transformación climática sin precedentes.

La circulación termohalina (CTH) es una parte de la circulación oceánica a gran escala que tiene una significativa participación en el flujo neto de calor desde las regiones tropicales hacia las polares, y tiene por ello una gran influencia sobre el clima terrestre.

Esquema de las corrientes de circulación termohalina/ Gran transportador Oceánico. Los surcos azules representan corrientes profundas, mientras que los surcos rojos representan corrientes superficiales. NASA.
Esquema de las corrientes de circulación termohalina/ Gran transportador Oceánico. Los surcos azules representan corrientes profundas, mientras que los surcos rojos representan corrientes superficiales. NASA.


40 proyecciones climáticas

En 2013, el GIEC, basándose en los resultados de una cuarentena de proyecciones climáticas, estimó que la ralentización de la circulación termohalina se instalaría progresivamente y durante mucho tiempo. Un rápido enfriamiento del Atlántico Norte a lo largo del Siglo XXI parecía entonces poco probable.

Sin embargo, en el marco del proyecto europeo EMBRACE, un equipo de oceanógrafos ha reexaminado esas proyecciones climáticas usadas por el GIEC, centrándose en un punto neurálgico del noroeste del Atlántico Norte: el Mar de Labrador, localizado entre la península canadiense de Labrador y la isla danesa de Groenlandia.

Este mar es el lugar de un fenómeno de convección que alimenta a gran escala la circulación termohalina. Sus aguas superficiales se enfrían considerablemente en invierno, se hacen más densas que las aguas profundas y se hunden hacia el fondo.

El calor de las aguas profundas se transfiere entonces hacia la superficie e impide la formación de banquisa, la capa de hielo que aparece por congelación del agua. Estudiando detenidamente este fenómeno de convección, los investigadores han desarrollado un algoritmo capaz de referenciar rápidas variaciones de temperatura en la superficie del océano.

Este análisis estadístico ha desvelado que 7 de los 40 modelos climáticos estudiados proyectaban un parón completo de la convección, engendrando bruscos enfriamientos, de 2 o 3 grados, en menos de diez años, en el Mar de Labrador, provocando unos poderosos descensos de temperatura en las regiones costeras del Atlántico Norte.

Un riesgo del 45%

Para averiguar si este brusco enfriamiento es verosímil, los investigadores se centraron entonces sobre la variable clave de la convección invernal, la estratificación oceánica. Estas variaciones verticales de la densidad de las masas de agua se reprodujeron en 11 de los 40 modelos. Y entre estos 11 modelos, que pueden considerarse como los más fiables, 5 simulan un descenso rápido de las temperaturas del Atlántico Norte, arrojando una probabilidad del 45%.

Estos resultados, obtenidos de modelos climáticos, deberán ser contrastados con los datos que aportará en el futuro el proyecto internacional OSNAP, que prevé la instalación de boyas fijas donde su produce el así conocido como el giro subpolar.

Un giro oceánico, o simplemente giro, en oceanografía, es cualquier gran sistema de corrientes marinas rotativas, particularmente las que están relacionadas con el movimiento de rotación terrestre, en especial, por la fuerza centrífuga de este movimiento en la zona ecuatorial.

Con los datos de OSNAP se podrá anticipar mejor un brusco enfriamiento en los próximos años. En cualquier caso, este riesgo debe ser tenido en cuenta en las políticas de adaptación al cambio climático en las regiones costeras del Atlántico Norte, según los investigadores.

Referencia

Abrupt cooling over the North Atlantic in modern climate models. Nature Communications (2017) 8. doi:10.1038/ncomms143

fuente/tendencias21.net


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios irrelevantes e irrespetuosos serán omitidos.